Coltán: El saqueo del siglo XXI

Es de ingenuos pensar que los países gobiernan sus territorios y que el saqueo de recursos naturales es historia del pasado.  Cierto es que las formas se han visto modificadas para que el robo sea políticamente correcto y la población no se dé cuenta de ello pese a la existencia de organizaciones enmudecidas que pretenden informar.

El saqueo, palabra que me gusta especialmente por la fuerza y connotación que contiene, se produce en diferentes partes del mundo, pero hay una que sin duda llama más la atención. Me refiero a la República Democrática del Congo (RDC) y al robo constante de coltán al que se ve sometida diariamente.

¿Qué es y dónde se encuentra el coltán?

El coltán es un elemento compuesto por columbita y tantalio (la columbita es despreciable, lo que interesa es el tantalio). Es insertado prácticamente en todos los dispositivos electrónicos (móviles, ordenadores, GPS, satélites artificiales, televisiones, videoconsolas, naves espaciales…) debido a las buenas características que posee:

  • Gran conductividad (unas 80 veces la del cobre).
  • Ultrarrefractario (se funde cerca de los 30000C).
  • Buen capacitor.
  • Muy resistente a la corrosión.

Siendo un material tan escaso en el planeta, la RDC ha tenido la “mala” suerte de albergar el 81% de las reservas mundiales, convirtiéndose por ello en lugar de conflicto entre guerrillas, gobiernos y empresas que, ansiosos, luchan por dominar el preciado y escaso oro azul.

Un poco de historia

Comprender el pasado para entender el presente. No, esta vez no.

Se nos vende que los conflictos en la RDC, iniciados en 1998 y supuestamente finalizados en 2006, fueron/son – complicado utilizar  el verbo en pasado cuando a día de hoy siguen uniéndose víctimas a las más de 5 millones que asolaron el país en esos 8 años – debidos a conflictos étnicos. No obstante, el conflicto étnico que se nos ofrece como justificación a los millones de muertos es un cuento chino para bordear una dura realidad.

Retrocedamos a mediados de los años 90 y contemos la historia que es, la historia que fue, y, ahora sí, entendamos el presente.

En el año 1996, Ruanda y Uganda entran en territorio congoleño (con el pretexto de proteger a la población tutsi del Congo) desencadenando un conflicto entre distintos países africanos conocido como Segunda Guerra del Congo. Tras el alto al fuego en 1999, el Congo pasa por un periodo de transición que culmina en el año 2006, cuando se convocan las primeras elecciones libres y multipartidistas desde su independencia belga en 1960.

Para reactivar la economía, el país cede ante la oferta de China de explotar los yacimientos de coltán ofreciendo a la RDC el 30% de las ganancias. Debido a ello, todos los interesados en el coltán se pusieron en pie de guerra.

¿Qué sucede entonces en la actualidad? Que hay un conflicto en la RDC por hacerse con el control de los yacimientos de coltán.

 El viaje  del coltán

Los yacimientos de coltán se encuentran en la frontera de la RDC con Ruanda y Uganda. Allí, niños que rondan los 10 años, se introducen en los yacimientos de coltán y extraen el preciado material. Muchos de ellos mueren sepultados por desprendimientos, calculándose que por cada kg de coltán extraído mueren dos niños. Los afortunados que sobreviven a veces cobran, otras no, alrededor de 25 céntimos de dólar por día trabajado. Es decir, se trata de un caso de explotación infantil para obtener un material que darán uso sólo los países del “Primer Mundo”.

Existen dos formas de extraer el coltán y transportarlo hasta los países interesados en él. Las dos son sucias, aunque una es menos ilegal que otra.

La primera de ellas, la menos ilegal, es la que lleva a cabo Ruanda. Este país domina prácticamente todo el territorio del este de la RDC. Allí extraen el coltán y después lo transportan hasta su país, donde es tratado en la Somiwua (Sociedad Minera de Ruanda) para después exportarlo a EEUU, Alemania, Holanda, Bélgica y Kazajstán.

Sin embargo, el método más común de transporte de coltán es mediante el tráfico ilegal. Guerrillas luchan por la extracción de coltán como medio de subvención. No existe el conflicto entre grupos étnicos, sino guerra de guerrillas por hacerse con el poder de los yacimientos. Cuando consiguen el coltán, lo transportan mediante traficantes hasta ciudades como Bukavu. En esta ciudad, que vive del coltán, no hay bancos, no hay industria, no hay nada salvo “casas de coltán” y compañías de aviones. En un interesante documental francés, un periodista visita Bukavu y pregunta a uno de los muchos intermediarios de coltán que quién pone el precio; la respuesta es aplastante: “Los blancos. Vosotros, los que fabricáis los teléfonos”.

En Bukavu existen infinidad de empresas o almacenes (como el grupo LIVE) que compran el coltán a los traficantes en la misma ciudad. Después, lo venden a empresas europeas como la investigada TRAXIS (belga). Desde este tipo de empresas, el coltán es vendido al resto del mundo a precios muy altos en comparación con lo pagado por ello.

La cadena tiene tantos eslabones que las multinacionales ya no saben a quién están comprando (aunque Klaus Werner ha conseguido documentar la relación entre compañías multinacionales y el tráfico ilegal de coltán). Así, sorprende comprobar que grandes y conocidas multinacionales compran coltán a empresas “sucias”. Algunas de ellas son:

Alcatel, Compaq, Dell, Ericson, HP, IBM, Motorola, Nokia, Siemens, AMD, Epcos, Hitachi, Intel, Kemet, Nec, Sony, Bayer…

Problemas y ¿soluciones?

Los países con gran desarrollo tecnológico tienen una completa dependencia de los dispositivos electrónicos. La vida de sus ciudadanos está sujeta a las relaciones con los productos tecnológicos de tal forma que resulta imposible imaginar la vida sin ellos. Mientras un niño en la RDC extrae el coltán sin saber para qué se usará, un niño en el “Primer Mundo” disfruta jugando con una videoconsola que alberga en su interior algún gramo de coltán. Este contraste – no el único – nos lleva a una serie de preguntas: ¿Qué hacer con el coltán? ¿Es posible remplazarlo por otro elemento? ¿Podemos exigir un comercio justo? ¿Prescindimos de él?

El coltán es irreemplazable. Llegará un momento en que si no se encuentra otro elemento con características similares el desarrollo tecnológico entrará en crisis. Por otra parte, prescindir de él creo que es una salida absurda al conflicto, además de inviable. Quizá, lo más coherente, sería que las multinacionales, últimas beneficiarias del preciado material, controlasen el proceso de extracción y transporte. Sin embargo, optar por esta solución me parece algo más que utópico, puesto que las multinacionales, si por algo se caracterizan es por intentar obtener el mayor beneficio posible independientemente del daño causado. Son conscientes de la explotación infantil, del tráfico de coltán, de las muertes que acarrea el proceso y de la miseria en la que está sumida la RDC por ser el principal yacimiento del material.

Me gustaría saber qué sucedería si el coltán se encontrase en territorio no africano. Seguramente, el hipotético gobierno no dejaría que manos extranjeras tocasen los yacimientos, y menos que traficantes o guerrillas saliesen beneficiadas con la extracción. Los explotarían ellos y venderían el coltán obtenido a precios desorbitados.

El problema es que los países desarrollados siguen viendo a África como mina y no como continente con seres humanos. Somos así; el egoísmo nos ciega, el exceso de bienestar nos acomoda, y nunca nos preguntamos si sería más coherente, más humano, rebajar nuestro nivel de vida para que otros no vivan en la miseria.

51 aniversario de la llegada del ser humano al espacio. Yuri Gagarin

Queridos amigos, conocidos y desconocidos, mis queridos compatriotas y a toda la humanidad, en los próximos y breves minutos posiblemente una nave espacial me lleve al distante espacio exterior del universo. ¿Qué puedo deciros durante estos últimos minutos antes de empezar? Toda mi vida se aparece ante mí en este único y hermoso momento. Todo lo que he hecho y he vivido ha sido para esto.

Yuri Gagarin
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Hoy, 12 de abril de 2012, se cumplen 51 años de la llegada del ser humano al espacio.

“¡Gloria a los soviéticos pioneros del Cosmos!” (misiones Vostok 1 a Vostok 4)  • Autor: V. Valinkov (agosto de 1962)

Yuri Gagarin, (URSS,1934, URSS,1968), un obrero de la industria metalúrgica y procedente de una familia de campesinos, alcanzó el espacio ganando así la carrera espacial a EEUU.

A continuación, un documento histórico acerca del vuelo de Gagarin con imágenes y vídeos reales grabados desde el Vostok 1.

Boris Vian: novio del Jazz, amante de la Literatura

¿Qué no hubiese hecho Boris Vian si no hubiese muerto a los 39 años?

Nació en 1920, en Francia, en el lugar adecuado y en la época perfecta para desarrollar todas sus inquietudes culturales.  Ingeniero, traductor, periodista, crítico de jazz, dramaturgo, poeta, músico, escritor… Amante de la noche, de las fiestas, de los clubes y de la buena música. Con tan sólo 20 años ya tenía su propia orquesta de jazz, frecuentaba locales nocturnos y comenzaba a trabajar en su primera novela mientras estudiaba ingeniería.  No necesitó vivir más porque en 39 años hizo lo que varias personas hacen en vidas separadas. Aprovechó cada minuto, cada noche, cada cualidad que poseía para explotar sus aficiones hasta convertirlas en su forma de vida.

Con respecto al jazz, se codeó con Duke Ellington, Claude Abadie, Claude Luter, Miles Davis, Charlie Parker… Tocó la trompeta bajo la dirección de Claude Abadie en una pequeña orquesta; después conocería al clarinetista Claude Luter con el que abriría el “New Orléans Club”, su primer local; después llegaron “Tabou” y el afamado “Club Saint Germanin”. Noches, conciertos, fiestas, grabaciones y críticas en la revista Jazz Hot. Toda una pasión convertida en trabajo que acabó en 1950, cuando el médico le aconsejó que dejase de tocar la trompeta si quería seguir viviendo. Llevaba arrastrando las secuelas de un par de enfermedades que padeció en su infancia, provocando su prematura muerte tras regresar del estreno de la adaptación cinematográfica de su novela Escupiré sobre vuestra tumba. Y esto nos lleva al campo por el que es más conocido, la Literatura.

Ayer me leí uno de sus libros (justamente Escupiré sobre vuestra tumba) de un tirón, de principio a fin sin levantarme del asiento de un avión. Tiene tanta fuerza escribiendo que es imposible escapar a las garras de su escritura. Su estilo está marcado por la agresividad, la violencia con la que describe ciertas situaciones, la narración agolpada (sin tregua, sin descanso) la presentación de situaciones rayanas con el surrealismo (como en Que se mueran los feos) y diálogos muy ingeniosos y naturales. Tengo que decir que no me parece un narrador excepcional, quizá porque pretende escribir mucho en poco espacio, es decir, narrar una historia complicada y llena de sucesos en escasas ciento cincuenta páginas; pero merece la pena leerlo porque es un escritor que se sale de la norma haciendo demoledoras críticas a la sociedad.

A continuación, la composición musical más famosa de Boris Vian, Le déserteur.  La traducción se puede encontrar aquí

El inclasificable Herbie Hancock

Escuché por primera vez a Herbie Hancock (EEUU, 1940) hace un par de años. El disco que cayó en mis manos fue Maiden Vollage (1965), un disco clásico, muy suave, agradable y considerado actualmente como uno de los mejores discos de jazz. Sumido en mi ignorancia, escuché y escuché ese disco pensando que Herbie Hancock era un compositor – al igual que muchos – encasillado en un estilo. Pasó el tiempo y un día, paseando por Gerona, di con un cartel anunciando uno de sus conciertos; no asistí. Sin embargo, me hizo recordar aquel disco y preguntarme cómo era posible que Herbie Hancock estuviese vivo si su estilo para mi era “antiguo”. Evidentemente, no lo pensé mucho: ignoraba la edad con la que compuso el disco, podía ser un compositor moderno amante de lo clásico, tener 90 años…da igual, la cosa es que no sé por qué, yo pensaba que Herbie Hancock estaba muerto, y me sorprendió comprobar que no era así. Volví a casa y Herbie Hancock siguió en su sitio: en una estantería, metido en un disco cubierto de polvo y atrapado en un estilo por culpa de 5 malditas canciones que me encantaban. Pasaron unos meses y Hancock volvió a aparecer. Head Hunters, se llamaba el disco. Lo descargué y puse la primera canción. ¿Qué es esto? Pensé. No tenía nada que ver con Maiden Vollage, era otra cosa, otro estilo muy diferente. Habían pasado 8 años entre un disco y otro, pero por el estilo de Hancock parecían haber trascurrido décadas. Base electrónica, repetitiva hasta que la omites, un estilo más cercano al funky que al jazz, insoportable…insoportable las diez primeras veces que lo escuchas. Y aquí está lo curioso de la música: puedes empezar odiando un disco y al cabo de unos meses, en otro lugar, en otra situación, con otra mentalidad, acabas por escucharlo a todas horas. Eso me ha pasado con Head Hunters, y de eso va esta entrada. Ese disco no me convenció lo más mínimo la primera vez que lo escuché, pero algo tenía que me hizo grabarlo y guardarlo durante un tiempo. De vez en cuando lo ponía y pocas veces lo acaba de escuchar.

Hace tres semanas, mientras caminaba por la calle, saltó el disco a mis auriculares y no pude despegarme de ellos hasta que acabó. Después lo volví a escuchar, y así durante los días siguientes. Hay algo en ese disco, y no sé qué es, que hace que quiera escucharlo. No me gustan las bases electrónicas, ni los sonidos repetitivos, ni el funky, ni los teclados electrónicos…es decir, Head Hunters sería el último disco que consideraría de mis favoritos (y sigo sin considerarlo) pero tiene algo que me atrapa. Esto me hace preguntarme ¿qué ha cambiado? El disco es imposible que cambie, es el mismo por mucho que lo escuche. Así que no queda más opción que asumir que soy yo, somos nosotros, los que vamos cambiando. Pero si hay alguien que cambie, ese es Herbie Hancock. Es inclasificable, se deja llevar por los nuevos estilos, experimenta y compone discos opuestos.

La próxima vez que vea anunciado un concierto suyo, sin duda, iré. Creo que debe ser de los pocos conciertos de jazz donde, aparte de escuchar buena música, aprendes historia del jazz; y es que Herbie Hancock ha ido evolucionando (evoluciona) conforme iba (va) evolucionando el jazz. Imprescindible.

Aquí dejo un tema de Head Hunters, aunque en realidad fue publicado por primera vez en su disco debut Takin’Off (1962). Watermelon Man.