Fotografías de jazz II

Lil Hardin (1898-1971)

Louis Armstrong (1901-1971) & Ella Fitzgerald (1917-1996)

Benny Goodman (1909-1986)

Mary Lou williams (1910-1981)

Thelonious Monk (1917-1982)

Bebo Valdés (1918)

Charlie Parker (1920-1955) & Miles Davis (1926-1991)

Melba Liston (1926-1999)

Cannoball Adderley (1928-1975)

Albert Ayler (1936-1970)

Herbie Hancock (1940)

Keith Jarrett (1945)

Joshua Redman (1969)

Esperanza Spalding (1984)

Kind of Blue

A Yurena, por mostrar el camino.

“There is a Japanese visual art in which the artist is forced to be spontaneous. He must paint on a thin stretched parchment with a special brush and black water paint in such a way that an unnatural or interrupted stroke will destroy the line or break through the parchment. Erasures or changes are impossible. These artists must practice a particular discipline, that allowing the idea to express itself in communication with their hands in such a direct way that deliberation cannot interfere. The resulting picture lack the complex composition and textures of ordinary painting, but it said that those who see will find something captured that escapes explanation.”

Bill Evans. Notas introductorias a Kind of Blue.

———————-

El próximo 24 de diciembre se cumplirán cinco años desde que mi hermana me regaló un disco acompañado de una nota; decía algo así como que ese disco sería el inicio de una gran afición. Kind of Blue inició una afición que me ha llevado hasta aquí, un blog en donde cada domingo dedico una entrada al jazz. La de hoy, como no, estará dedicada a Kind of Blue, la gran obra maestra de Miles Davis.

Kind of Blue, 1959

Miles Davis – Trompeta

Julian “Cannoball” Adderley – Saxo alto

John Coltrane – Saxo tenor

Wyton Kelly – Piano (sólo en “Freddie Freedouler”)

Bill Evans – Piano

Paul Chambers – Contrabajo

Jimmy Cobb – Batería

En los años 50, el jazz caminaba por una senda que le llevaba a un punto de inflexión. Por un lado estaba surgiendo una corriente conocida como free-jazz, de la que ya se habló en una entrada pasada (Albert Ayler: vida de pájaro, muerte de perro), y por otro se encontraba Miles Davis, un trompetista obsesionado con una nueva forma de improvisación (introducida por George Russell en  Lydian Chromatic Concept of Tonal Organization) basada en los modos. Fue a finales de aquella década cuando Miles Davis y Bill Evans abrieron el camino hacia el  jazz modal.

Kind of Blue fue la llave que abrió la puerta a una nueva forma de improvisación y el disco que supuso un antes y un después en la historia del jazz. Numerosos músicos fueron influenciados por él (tanto en el jazz como en el rock) y pocos son capaces de explicar las razones, como bien dice Bill Evans en el símil de la introducción. Quizá la clave está en su sencillez, en la capacidad de transmitir con una sencilla melodía, en el escueto sonido de Miles Davis a la trompeta o en la sólida fragilidad con la que Bill Evans acariciaba el piano. Otros opinan que su éxito reside en que ninguno de los músicos sabía qué iban a tocar hasta minutos antes de iniciar la grabación, cuando Miles Davis repartió unos esquemas básicos. Muchas páginas se han escrito acerca de ello.

Miles Davis durante la grabación de Kind of Blue

Años antes de grabar el disco que cambiaría la vida de casi todos los componentes del sexteto, Miles Davis era otro drogadicto más en el mundo del jazz. La estúpida idea de que la heroína abría horizontes a la composición e improvisación hizo que un gran número de músicos cayera en las redes de la droga. Pocos consiguieron salir a tiempo y se murieron buscando ese horizonte que nunca llegaría. Por suerte, Miles Davis estuvo enganchado sólo un par de años y consiguió escapar de la heroína para dedicarse de lleno al jazz. Tras realizar numerosos cambios en su sexteto, dio con el definitivo, aquel que le llevaría hasta la cima: Evans, Cannoball, Coltrane, Cobb, Chambers y él. Gracias a esa formación, y en especial a Bill Evans, Davis pudo dar rienda suelta a sus inquietudes musicales. Comenzó a explorar con ayuda de Evans la nueva estructura musical hasta que el 2 de marzo de 1959 el sexteto entró en el 30th Street Studio de la Columbia Records para grabar los tres primeros temas que compondrían Kind of Blue: “So What”, “Freddie Freeloader” y “Blue In Green”. “Freddie Freeloader” fue el único corte en el que Bill Evans no tocó, en su lugar estuvo Wyton Kelly. Es importante destacar la polémica que se originó en torno a la autoría de “Blue In Green”. Por un lado estaba la versión de Miles Davis, que decía que todas las ideas de los temas fueron compuestas por él, incluyendo “Blue In Green”; y por otro se encontraba la de Bill Evans, que defendía que las ideas del tema surgieron de forma conjunta en su casa. Parece ser que la versión final se inclina hacia la de Bill Evans, por lo que a veces es común ver como autores de dicho tema a Evans y Davis.

Miles Davis y Bill Evans en el estudio de Columbia Records.

Tras la primera sesión de grabación, el sexteto (septeto, incluyendo a Wyton Kelly) se marchó a casa sin la sensación de haber grabado parte del álbum que revolucionaría el mundo de la música. Transcurrido un tiempo, el 22 de abril de ese mismo año, el sexteto se volvió a juntar para grabar los dos últimos cortes del LP: “All Blues” y “Flamenco Sketches”. De este último tema hay dos grabaciones, aunque una de ellas (la que se suele incluir como bonus track en los discos actuales) no estuvo en el Kind of Blue original. Fue una toma que desecharon.

Finalizada la grabación, el sexteto de Miles Davis ofreció algunos conciertos y después cada uno se marchó para seguir con sus respectivas carreras. Bill Evans y John Coltrane dieron continuidad al jazz modal mientras que Miles Davis siguió explorando nuevas formas. Desde mi punto de vista John Coltrane fue el que mejor supo proyectar su carrera tras el Kind of Blue, llegando a la cumbre con su último trabajo: A Love Supreme. Pero de eso ya se habló en su día (A Love Supreme: el camino hacia Dios de John Coltrane).

Han pasado cincuenta y tres años desde la publicación del álbum y todavía sigue siendo un éxito de ventas. Toda persona aficionada al jazz tiene al menos una copia de Kind of Blue en su colección. Es el disco de referencia, el que resume todo un estilo y el que sirve de iniciación a muchos que no tienen ni la más remota idea de jazz. Yo me enganché a él gracias a Kind of Blue, espero que a otros les suceda lo mismo.

Versionando Summertime

Si hay una canción que ha sido versionada hasta la saciedad  (con unas 32000 versiones diferentes) es Summertime. La hemos escuchado, silbado, tarareado y hasta cantado, pero: ¿de dónde viene?

Fue George Gershwin quien en 1933 comenzó a componerla con el fin de crear su propio espiritual basado en el estilo afro-americano de la época. El resultado fue una nana que acabaría por convertirse  –  tras el trabajo de los letristas Dubose Heyward, Dorothy Herward e Ira Gershwin – en un aria de la ópera Porgy y Bess (1935).

Después del éxito que cosechó, las versiones se sucedieron, sobre todo en el jazz. Cabe destacar la de Billie Holliday, un año después del estreno de Porgy y Bess.

Otra muy conocida es la creada por la explosiva pareja Ella & Louis, es decir, Ella Fitzgerald y Louis Armstrong.

En 1958, el inquieto de Miles Davis realizó su propia versión, improvisando sobre la melodía de Gershwin.

Una de mis versiones favoritas de Summertime es la de Bill Evans, grabada en 1962. Al igual que Davis, abandona la melodía por momentos para dejarse llevar hasta donde su ausencia le diga.

Tres años después, Albert Ayler descompuso la composición de George Gershwin para crear algo totalmente nuevo: una de sus versiones más arriesgadas y brutales.

Y así pasaron los años para Summertime. Músicos y grupos la versionaron, la distorsionaron y la mitificaron, alejando al oyente de las raíces de aquella nana que acabó por convertirse en una de las más conocidas (y desconocidas) canciones.

Finalizo con la versión de Janis Joplin. En un inicio este post no la incluyó, pero por clamor popular me he visto en la obligación de ponerla.

Albert Ayler: vida de pájaro, muerte de perro

If people don’t like it now, they will

Albert Ayler

Tras un viaje por Europa, Albert Ayler (EEUU, 1936-1970) desapareció de su apartamento de Nueva York. Dos semanas después, su cuerpo fue hallado flotando en las aguas del East River. Little Bird, apodado así para rememorar a Bird (Charlie Parker), dejaba el mundo tras una brillante carrera musical.

Es difícil no reconocer el saxo de Albert Ayler. Tiene un vibrato inconfundible y una textura con firma. Al igual que en literatura, encontrar un estilo personal – en jazz, un sonido propio – es a lo que todo músico o escritor aspira, y aquel que lo consigue puede dormir tranquilo.

Albert Ayler tuvo una breve pero intensa vida. Voló como un pájaro desde EEUU a Europa buscando la comprensión de sus composiciones e interpretaciones. Eran tiempos de revolución musical, de una innovación que no dejaba lugar a los jazzmen tradicionales. Como hizo el bebop en su día, el free-jazz quiso romper con todo lo establecido y dar otra vuelta de tuerca al jazz. Albert Ayler fue uno de los tres músicos (los otros dos fueron Cecil Taylor y Ornette Coleman) que dieron un vuelco al jazz, haciéndolo aún más libre, más improvisado, más complejo y, por qué no, más alejado del gran público. Escuchar una composición de free-jazz no es agradable, en el sentido estricto de la palabra. El que lo escucha no busca la relajación (como sí puede suceder con las grabaciones tradicionales), sino un rencuentro con las razones del  origen del jazz: la mezcla, la libertad, la incomprensión, el racismo… Porque no hay que olvidar que los tiempos en los que nace el free-jazz fueron tiempos convulsos, en los que los músicos negros tomaron conciencia social y utilizaron la música como grito de libertad. Fueron tiempos de Panteras Negras, de conciertos solidarios con su causa, de reivindicaciones sociales, de Black Power, de lucha por la igualdad de oportunidades entre personas de diferente color…

Albert Ayler y Don Cherry en estudio

La carrera musical de Albert Ayler comenzó a muy temprana edad.  A los 16 años ya tocaba con el gran Little Walter en un pequeño bar de blues. Se pasó un par de veranos de gira con su banda. Después entró en la universidad, pero como su familia no tenía dinero sólo pudo asistir durante un año. Al final acabó en el único lugar donde podía acabar un joven sin dinero, en el ejército. Allí conoció a unos cuantos músicos mientras tocaba en la banda del regimiento. En 1959, a la edad de 23 años, fue destinado a Francia, teniendo así su primer contacto con la Europa a la que tanto viajaría. Tras abandonar el ejército volvió a EEUU, pero su estilo, cada vez más libre, chocó frontalmente con las opiniones de los músicos tradicionalistas. Cansado del rechazo,  decidió regresar a Europa, exactamente a Suecia. Corría el año 1962.

My Name is Albert Ayler es un álbum grabado en Copenhague en 1963. Tengo que decir que hacía tiempo que no escuchaba un disco tan bueno como éste. Cayó en mis manos hace pocas semanas y desde entonces no paro de escucharlo. Comienza con una breve introducción en la que Albert Ayler se presenta dando unas cuentas reseñas autobiográficas. Después llega lo bueno, una grabación prácticamente improvisada en la que no puedes hacer otra cosa que escuchar la ruptura del presente con el pasado.

Tras un tiempo en Europa grabando álbumes y compartiendo escenario con músicos nórdicos, Albert Ayler regresó a EEUU para grabar Spiritual Unity, treinta minutos de improvisación de un demoledor e intenso free-jazz. El poeta Ted Joans llegó a comparar el disco con escuchar a alguien gritando “fuck” en la catedral de San Patricio. Esa grabación y el aplauso de grandes músicos como Eric Dolphy (que calificó a Albert Ayler como el mejor intérprete que había visto en su vida) consolidaron a Little Bird y le colocaron en el lugar que le correspondía. Pasados cinco años de aquella exitosa grabación, Albert Ayler murió como un perro. Todavía se desconocen las causas.